A pesar de los avances en cáncer de ovario, es el tumor ginecológico con mayor mortalidad, 6º en incidencia en la mujer. La mayoría se diagnostican en estadios avanzados de la enfermedad, donde el pronóstico es malo, dado que aproximadamente el 80% recaerán durante o después de la quimioterapia adyuvante con platino/taxano. Esto significa que la mayoría deben recibir más líneas de quimioterapia. Si la paciente es platino sensible, la segunda línea está clara, y debe basarse en platinos, pues aumenta la supervivencia libre de progresión (SLP) y la supervivencia global (SG), no así en los casos platino-resistentes. Tampoco las segundas líneas están totalmente aclaradas. Y hasta qué línea compensa continuar tratamiento es algo que también está debatido. (Ann Oncol 2012)
En este trabajo, los autores analizan todos los datos recogidos en ensayos aleatorizados. Estudiaron la mediana de SLP y SG tras las posibles líneas de quimioterapia (2ª a 6ª) en un total de 1.620 pacientes.
Encontraron que la mediana de SLP para la 1ª línea tras la recaída fue de 10.2 (CI 95% 9.6-10.7) meses, 6.4 meses (5.9-7.0) para la 2ª línea tras recaída, 5.6 meses (4.8-6.2) tras la 3ª línea, 4.4 meses (3.7-4.9) tras la 4ª línea y 4.1 (3.0-5.1) meses tras la 5ª línea. La mediana de SG fue respectivamente 17.6 meses (16.4-18.6), 11.3 meses (10.4-12.9), 8.9 meses (7.8-9.9), 6.2 meses (5.1-7.7) y 5.0 meses (3.8-10.8) tras todas estas líneas de tratamiento después de la recaída. El esquema más frecuentemente utilizado en segunda línea fue una combinación de platino (24.5%) y en tercera línea, topotecan (23.6%).
El tratamiento mejoró la SLP y la SG entre la 2ª y la 4ª recidivas. Más allá de esta recaída no parece resultar en mayor beneficio para las pacientes. La sensibilidad al platino y la cirugía citorreductora óptima fueron factores pronósticos independientes incluso tras muchas recaídas y son las pacientes que más se benefician de posteriores líneas.
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